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EL MUNDO DE LOS JÓVENES URBANOS: RETOS PARA EL PRESBÍTERO DISCÍPULO Y MISIONERO DE JESUCRISTO

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Mons. Miguel Ángel Morán Aquino

INTRODUCCIÓN

La II Conferencia del Episcopado Latinoamericano en el documento de Medellín, invitaba a los pastoralistas a “auscultar atentamente las actitudes de los jóvenes que son manifestaciones de los signos de los tiempos: la juventud anuncia valores que renuevan las diversas épocas de la historia” (Medellín, Juventud, 13).

En Puebla hubo una doble opción preferencial: por los pobres y los jóvenes (Puebla, 1134-1205) como sujetos de la Evangelización en el continente; pero la opción por los pobres, por su actualidad y por las discusiones que suscitó, hizo que la opción por los jóvenes pasara a un segundo plano. Tanto que en Santo Domingo, después de presentar las características de la juventud con sus rasgos negativos y positivos, se reconoce que con frecuencia de quedó en el plano afectivo sin aterrizar a lo efectivo (Santo Domingo, 114); por ello se pide que haya “acompañamiento y apoyo real con un diálogo mutuo entre jóvenes, pastores y comunidades”.

La realidad de la juventud actual y la nueva situación, que se ha presentado con el neo-liberalismo y la post-modernidad, constituyen para el sacerdote nuevos desafíos para su misión a los que debe dar una respuesta. El capital humano de nuestro Continente de la Esperanza aún es joven y “nos compromete a dar una respuesta gozosa y misionera desde la riqueza de la Buena Nueva, a quienes buscan a tientas satisfacer su sed de sentido, de humanidad, de felicidad y de trascendencia” (Documento de Participación: “Hacia la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe”, 32).

Se ha dicho que el joven post-moderno es narcisista, es decir, no escucha a nadie sólo escucha sus deseos, sus gustos... ¿realmente los jóvenes son indiferentes frente a lo social, político, religioso, etc.?

1. El desafío de la cultura urbana – postmoderna

Los jóvenes son sensibles a los cambios e influyen en gran medida en su modo de pensar, sentir, percibir y actuar.

Es evidente la diferencia entre un joven de la ciudad y uno del campo. En la ciudad la vida es más compleja. La mayoría de las vocaciones sacerdotales y religiosas surgen del medio rural.

1.1. ¿Qué entendemos por cultura?

Es la manera como un grupo de personas vive, piensa, siente, se organiza, celebra y comparte la vida.
En toda cultura hay a la base un sistema de valores, de significados, de cosmovisiones que se expresan al exterior en el lenguaje, los gestos, los símbolos, los ritos y los estilos de vida. La cultura abarca toda la vida de las personas y de los grupos. Engloba diferentes dimensiones: el trabajo, la diversión, la relación con Dios y la naturaleza, la búsqueda del desarrollo, la relación entre las personas.
El Papa Pablo VI señaló que “la ruptura entre el Evangelio y la cultura es, sin duda alguna, el drama de nuestro tiempo” (Evangelii Nuntiandi, 20); y el Papa Juan Pablo II presentó la inculturación como uno de los aspectos fundamentales de la acción evangelizadora de la Iglesia (Redemptoris Missio, 52).

1.2. La cultura urbana

La cultura urbana no puede entenderse independientemente de la modernidad que tiene como hechos sociales básicos la industrialización y la urbanización y de sus consecuencias religiosas: la secularización y la desacralización. El sujeto decide lo que es bueno y lo que es malo. Surgen ciertos mitos, entre ellos: el mito del “progreso infinito” como si lo más importante para el hombre fuera el progreso económico y científico. El mito del “Estado” con diferentes matices: napoleónico, totalitario, nazi, fascista, marxista, liberal, etc.
La cultura anterior se sustituye por lo que ofrece la razón, el saber, la tecnología, la ciencia, la democracia y el desarrollo. El nuevo modelo que mueve a la modernidad es el capitalismo. Pero la modernidad no dio respuesta a todos los anhelos, no resolvió los problemas del hombre y fue sustituida por el relativismo, el subjetivismo y el irracionalismo.
El relativismo que considera que todo es válido. Algo es bueno si me gusta y me da placer. Es el fruto de la crisis de las ideologías. Antes el joven, al menos encontraba ciertas visiones totalizantes. Hoy esas visiones (socialista, democrática, liberal, etc.) han entrado en crisis. Las crisis de las ideologías trae como consecuencia un excesivo relativismo, cada cual puede pensar lo que quiera, organizar su vida como quiera. Desafortunadamente, el joven va a encontrarse con los fundamentalismos fanáticos, cerrados.
Todas las condiciones eran propicias para que surgiera el individualismo, el escepticismo y una religiosidad intimista volcada a la satisfacción de los gustos personales e impulsos emocionales (Empresas religiosas). A esto se e llama post-modernidad o anti-modernidad o re-modernidad.
Los jóvenes se encuentran así en una sociedad secularizada, donde ya lo religioso no impone las leyes a los demás sectores (político, económico, social, cultural, científico, etc.).

1.2.1. El utilitarismo
Se considera ético lo que es útil; se busca el máximo rendimiento con el mínimo de costos. El sentido de la vida pasa a un segundo plano. Se pierden los vínculos familiares, la identidad cultural y se cae en el anonimato. El individuo es absorbido por el grupo.

1.2.2. El consumismo
La sociedad postmoderna tiende a producir cosas en abundancia y esta producción exige consumo; el consumo a su vez exigen producción...y así sucesivamente. La persona se convierte en un esclavo de la producción. Pero para atraer a los consumidores se “bombardean” los sentidos y los sentimientos con la propaganda; al no tener los medios para satisfacer las necesidades creadas cae en depresión o delinque para poseer lo que desea.



2. Características de la cultura postmoderna

• Inmediatismo (compromisos a corto plazo)
• Un joven fragmentado
• Sin un proyecto de vida
• Individualismo
• Ambiente erotizado

2.1. Rasgos de la sub-cultura juvenil

Maneras de pensar: Culto a la persona; dificultad para el raciocinio lógico; entienden más los signos que las palabras abstractas (Lo sustituye por un lenguaje simbólico para expresar sus nuevas vivencias); preferencia por lo vivencial sobre lo conceptual; desconfiados de lo que no comprenden; rechazo del mundo adulto, lo normativo y lo establecido; discernimiento por impresiones; sentido de riesgo y aventura; capacidad de procesar y recibir mucha información.

2.1.1. Valores:

Desapego de las cosas pero consumo exagerado; valor del presente; búsqueda de amigo especial y camaradería; solidaridad con el grupo, aún en lo negativo; sensibilidad por ciertos valores (paz, justicia, ecología); juzgar lo sexual más por el amor que por las normas externas.

2.1.2. Comportamientos:

Afán de novedades y sensaciones fuertes; buscar protagonismo en los grupos; convivir con el ruido; más festivos que alegres; relaciones intensas, pero fugases; temor al futuro; se siente bien en pequeños grupos.

2.1.3. Símbolos:

La música le da la posibilidad de matizar el volumen, la modulación, la rapidez más los efectos de luz le garantizan un placer sensorial múltiple; el tatuaje y perforaciones le identifican con el grupo que domina y defiende un determinado territorio o barrio; el carro que le da la sensación de fuerza, velocidad, facilidad de desplazamiento, independencia, mejora su imagen y le asegura una posición social; el cine y la televisión que le ofrecen dinero fácil al participar en los concursos; la computadora; el celular; la noche que le aleja de la familia y puede transgredir las leyes mediante el robo, el sexo, la droga, etc.; cuidado del cuerpo e imagen (dietas, gimnasio); videojuegos.

Toda esta ambivalencia y problemática explica las dificultades que tienen los jóvenes para establecer vínculos sólidos, estables y satisfactorios.

A las nuevas generaciones les impacta la ausencia casi total de escrúpulos para transgredir normas morales que, por otro lado, se siguen predicando. Este doble discurso de la sociedad que se expresa en códigos morales y jurídicos y se transmite a través de la educación, la familia, etc. va generando ese sentimiento de vacío y escepticismo. Consecuencia: escepticismo y falta de compromiso.

2.2. Con relación a la comunidad

No son dados a los compromisos políticos, más bien, existe un rechazo frente a los político. Prevalecen para ellos otros compromisos fundamentados en nuevos códigos culturales. Les interesa más la ecología y el envejecimiento de la sociedad que la política. Sus ideales son amor, paz, tolerancia, defensa de los animales.

2. Desafíos y retos para el presbítero

• El joven necesita tener una experiencia fuerte de fe que dé seguridad y fundamento a todas sus respuestas. Debemos proponerle una experiencia de encuentro vivo y auténtico con Jesucristo para ser discípulo y misionero.
• Necesita aceptar la pluralidad cultural en la expresión de la fe.
• Para el joven, lo difícil adquiere un carácter de desafío apasionante, por tanto proponerle la vivencia de la santidad que les haga sensibles a los problemas sociales.
• Para mantenerse fiel a los principios y ante la necesidad de apoyo precisa de un grupo, en donde pueda tener vivencias, crear nuevo lenguaje, confrontarse con la vida eclesial y con sus expresiones. Solo, queda expuesto y casi sin oportunidades de crecer.
• Es necesario fortalecer la familia. Hoy la vida del joven no se desarrolla tanto en la casa, sino en la calle, la escuela, en los lugares de entretenimiento, etc. La falta de socialización con los hermanos, porque cada vez son menos los hijos, puede superarse en el grupo juvenil que le permita, también la educación en valores comunitarios.
• El joven necesita ser sensible a las necesidades de los pobres. El contacto con ello será el mejor cuestionamiento y respuesta al contexto cultural de una sociedad de consumo.

CONCLUSIÓN

Esta es la realidad nueva en la que se desarrollan las actuales generaciones adolescentes y jóvenes. Es necesario humanizar la ciencia, la tecnología, el arte, etc. y utilizarlos para el bien de la familia humana, los más fácil es satanizarlos. A todos estos desafíos tenemos que responder con un nuevo ardor, es decir, con entusiasmo y pasión, porque en la Nueva Evangelización hemos avanzado en nuevos métodos, nuevas expresiones, pero necesitamos más entusiasmo.
Es una realidad innegable de que los jóvenes son “una gran fuerza social y evangelizadora” (cf. Ecclesia in america, 47). Gran bendición de Dios fue la iniciativa del Siervo de Dios Juan Pablo II de establecer las Jornadas Mundiales y continentales de la Juventud invitándoles a ser valientes, a apreciar el valor del compromiso para toda la vida, a no temer al encuentro con Jesucristo vivo. Imposible olvidar la XX Jornada Mundial de la Juventud en Colonia con el Papa Benedicto XVI donde les dijo: “Estad plenamente convencidos: Cristo no quita nada de lo que hay de hermoso y grande en vosotros...” (Discurso en la Fiesta de acogida en el Embarcadero del Poller Rheinwiesen, Colonia, 18 de agosto de 2005).
La preparación hacia la VCG es una oportunidad para que los jóvenes reafirmen su vocación de “discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida”

Fuente: Celam



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