Queridísimos hermanos, Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. P
I. Adviento en el Magisterio de la Iglesia Citemos apenas algunos textos claves para nuestra reflexión. A) Las “Normas universales sobre el año litúrgico y el Calendario Romano Genera”. Publicadas por el Papa Pablo VI el 14 de Febrero de 1969 con la Carta apostólica Mysterii Paschalis. En adelante citaremos este documento como NUAL. En él queda claramente manifestada la doble finalidad de este tiempo litúrgico. En efecto, para el NUAL el Adviento es [1] : 1. “… t iempo de preparación para las solemnidades de Navidad , en las que se conmemora la primera venida del Hijo de Dios a los hombres. ” De ahí que los días del 17 al 24 de diciembre, inclusive tienen la finalidad de prepararnos más directamente a celebrar los acontecimientos que preparan la Navidad. Por eso se toman estos días como una segunda sección o etapa del Adviento. 2. “… y es a la vez el tiempo en el que por este recuerdo se dirigen la