El tema del "adviento" aparece en los sermones del tiempo litúrgico (Ser 1-3) y en numerosas cartas, en las que se hace referencia a la preparación espiritual para Navidad. Preparar la venida del Señor equivale a suscitar unos deseos de Dios que se concreten en compromisos de renovación. "Este tiempo de Adviento tiempo santo es, instituido para aparejarse el hombre, para aposentar a Dios" (Ser 3, 53ss). Es el tiempo de "aparejar posada a nuestro Señor y de saberlo tratar" (Carta 87, 1ss).
La primera venida de Cristo fue preparada durante siglos con la predicación profética. La última venida del juicio final es la que preparamos en el momento presente. La celebración actual (en adviento y Navidad) hace ver a "Cristo tan manso, tan sin majestad, estimado el postrero de los hombres" (Ser 1 -1-, 224ss). Todas estas venidas estimulan a la práctica de las obras de misericordia, como acogida actual de Cristo presente en el prójimo necesitado (ibídem., 523ss).
Esta doctrina sobre el adviento es una llamada a la renovación de la propia vida personal y comunitaria, al estilo de la llamada de los profetas y de Juan Bautista (cfr. Ser 2,1ss) "Mirad vuestra conciencia; pagá lo que debéis; perdoná las injurias; salí de vuestros pecados y no me quede nadie que no se confiese y comulgue para recebir al Niño que ha de nacer, que representa la Iglesia que nace" (Ser 1 -1-, 759ss).
Las celebraciones del Adviento ponen a la comunidad eclesial en vilo, como viviendo una realidad salvífica que se hace presente "Que aparejéis vuestras ánimas. Quiere Dios venir a morar en cada uno de los que estáis aquí. De aquí a ocho días habrá nacido, y lo oiréis llorar en el portal de Belén" (Ser 2, 58ss). La invitación se hace insistente "Aquel que se encerró en el vientre de la Virgen... quiere venir a cada uno de los que estáis aquí... Aparejadle, hermanos, vuestras ánimas, que quiere Dios venir a ellas" (ibídem, 128ss).
La posada que debe prepararse para la venida actual de Cristo, equivale a una vida caridad hacia Dios y hacia los hermanos. "No diga nadie "No quiero este huésped"; que con solo venir paga bien la posada" (Ser 2, 266ss). Es tiempo que representa a Jesús en seno de María llamado a la puerta de todos los corazones "¿Qué cosa es ver a Dios a la puerta de una ánima, llamando y rogando que le dé posada para bien de ella?" (Carta 87, 9ss).
Los deseos de renovación aceleran su venida. Puesto que se trata de la venida del "Deseado" de todas las gentes (cfr. Age_2:8), hay que "abrirle el seno de muestro deseo" (Carta 42, 106ss). El Señor viene según la medida de nuestro deseo, con tal que este deseo se concrete en una renovación verdadera por una vida transformada en amor (cfr. Carta 43).
La cercanía de la Navidad ayuda a imitar la actitud mariana de gozo, esperanza, generosidad. Como María, hay que "aparejar" todo lo necesario "Razón será... que estéis ocupadas en cómo aposentallo, en cómo le aparejar las mantillas, en cómo le aparejéis el pisebre y cómo le deis leche de vuestro corazón... porque, cuando viniere, no halle nada en vuestro corazón que le desagrade" (Ser 3, 46ss).
Referencias Deseos de Dios, Encarnación, Juan Bautista, juicio, Navidad, obras de misericordia, pobres, profetismo, renovación.
ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de San Juan de Ávila, BAC, Madrid 1998