A nuestros sacerdotes, religiosos y religiosas,
agentes de pastoral, pueblo católico, hermanos en la fe cristiana, a todos los
centroamericanos, hombres y mujeres de buena voluntad:
Introducción
1. Una reunión
de Pastores llamados a vivir el amor a Jesucristo y su Iglesia en la oración y donación de sí mismos al
pueblo de Dios que presiden en la caridad.
2. Nuestra Asamblea: una rica experiencia de comunión
y de fraternidad y un impulso a renovar con alegría nuestro ministerio como
«pastores y guías espirituales de las comunidades.
En espíritu de oración y
reflexión “ hemos compartido el camino de
la Iglesia en los diferentes países y hemos discernido la voluntad de Dios
frente a los retos de la realidad.”
Y en este espíritu…” deseamos dirigirles, a la luz de tres
parábolas del evangelio, un mensaje de fe y de esperanza que, aun en medio de
las oscuridades e incertidumbres de la historia, contribuya a reconocer la presencia
del Reino de Dios en nuestros pueblos.”
«Dejen que el trigo y la cizaña crezcan juntos hasta
la cosecha» (Mt 13,30)
3. Jesús nos
enseña que el Reino de Dios se abre paso
en la historia en medio de la malicia y del pecado humano. Así, Jesús nos ayuda
a ver la realidad:
-- con objetividad y esperanza
--
reconociendo las luces y sombras de la historia
-- confiando
en la victoria final del proyecto de Dios (cf. Mt 13,24-30).
4. Signos del Reino de Dios en nuestro pueblo: el amor
a la vida.
® Arraigado en sus corazones como un distintivo
cultural
® Pero vivido en medio de la maleza de una
alarmante violencia que reviste diversas formas y tiene diversos agentes: el crimen
organizado y el narcotráfico, violencia común y creciente
violencia intrafamiliar.
® Ante esto el Estado debe implementar soluciones
sociales y económicas contra estos flagelos.
® Pero además, los cristianos debemos empeñarnos
en el seguimiento de Cristo Redentor, a través de la oración por la paz y el
compromiso por la vida y la justicia, sabiendo que «la radicalidad de la violencia sólo se resuelve con la radicalidad del
amor redentor» (Aparecida, 543).
5. En medio de nuestros
pueblos amantes de la verdad y la honestidad, y que han luchado siempre por la
igualdad y la libertad…persisten todavía situaciones y estructuras adversas:
-- la exclusión social de
inmensas mayorías pobres
-- la corrupción en la
sociedad y en el Estado
-- el irrespeto a las leyes y
a las instituciones democráticas
-- y la violación a los
derechos humanos.
Todo ello rompe la armonía
social, contribuye al crecimiento de la pobreza de gran parte de nuestra
población y provoca la dolorosa migración forzada de muchos.
Otro signo del reino de Dios
en nuestro pueblo: el aprecio por el valor de la familia todavía existente en
nuestra sociedad, amenazada por
ideologías, leyes y situaciones de inseguridad económica.
Sabiendo que es el mismo Señor
quien permite que crezcan juntos su trigo bueno y la maleza del mal … no
permitamos que se oscurezca o debilite nuestro compromiso cristiano por vivir y
anunciar los valores del Evangelio.
«El Reino es como un grano de mostaza, la más pequeña
de todas las semillas» (Mc 4,31)
6. Jesús nos enseña que el Reino de Dios no llega necesariamente a través de acciones o gestos
grandiosos, sino discretamente por medio de realizaciones humanas, inicialmente
sencillas o limitadas.
Con estos pequeños gestos Él espera comprometernos
generosamente en la construcción de su reino, descubriendo el valor decisivo
del momento presente por insignificante que parezca (cf. Mc 4,30-32).
7. Algunos signos de vida
eclesial:
® La profunda «espiritualidad» de nuestro pueblo,
que se aferra al amor de Dios y no pierde la esperanza aún viviendo situaciones
dramáticas de dificultad y de dolor
® La entrega generosa de tantos sacerdotes,
religiosos (as) y laicos (as), que dan testimonio de Cristo y sirven a la
Iglesia aun en medio de no pocas limitaciones y sacrificios
® El camino de renovación de muchas de nuestras
parroquias, que se abre paso a pesar de ciertas resistencias personales y
estructurales.
® La fe entusiasta de muchos jóvenes, «amigos y
discípulos de Cristo» (Aparecida,
443), fermento de renovación de nuestra sociedad a la luz el Evangelio. La
Iglesia desea ser cercana a los jóvenes, animando sus más nobles ideales,
acompañándoles en su vida espiritual y colaborando en la formación de
su conciencia social y política a la luz de los valores del Reino de Dios.
«Una vez salió un sembrador a sembrar» (Mc 4,3)
8. Es un anuncio esperanzador del Reino en labios de Jesús: no la desesperanza de quienes no ven resultados
inmediatos ¡Hay que proclamar siempre la Palabra con confianza en su eficacia
transformadora, sin desanimarnos! por los aparentes fracasos y los corazones
duros que no la reciben (cf. Mc 4,1-9).
9. Jesús sigue sembrando la semilla del
Evangelio a través de la misión evangelizadora de la Iglesia, que comunica su
vida a todas las personas, anunciando la Palabra, celebrando los Sacramentos y
predicando la caridad» (Aparecida,
386). Es nuestro mayor deseo como Obispos de Centro América que nuestra Iglesia
no cese de sembrar con ardor misionero la semilla del Evangelio (Aparecida, 362), comprometida por una
vida mejor y más digna para todos, especialmente para los más pobres y
marginados de la sociedad.
10. ¡La parábola del sembrador exige la fe! de
quien lanza la semilla y la fe del terreno que la recibe (Cf. Mc 4,13-20).
®
Exhortamos
a todo el pueblo de Dios a que acojamos con renovada gratitud del don de la fe,
viviendo sus exigencias con coherencia y radicalidad.
®
Dóciles a la acción de Dios esforcémonos en
vivir nuestra fe como camino de discipulado misionero, fruto de:
-- un encuentro profundo y continuamente
renovado con Jesucristo
-- vivido en la comunión y participación activa
en el seno de la comunidad eclesial
-- expresada proféticamente en el testimonio significativo y eficaz de
los valores del Evangelio en medio de la sociedad.
11. Manifestamos nuestra
profunda gratitud a Adveniat, que
está cumpliendo en este año cincuenta años de existencia, y a todo el pueblo
católico de Alemania. Creada por los obispos alemanes con el propósito de
apoyar en modo solidario el camino evangelizador de la Iglesia de América
Latina, Adveniat se ha manifestado
siempre cercana y generosa a las necesidades de nuestras iglesias centroamericanas. ¡Gracias por su generosidad
y solidaridad!
12. Que la Virgen María, «la discípula más perfecta del Señor», quien
«con su fe, llega a ser el primer miembro de la comunidad de los creyentes en
Cristo» (Aparecida, 266), ilumine con
su amor maternal el camino de la Iglesia en Centro América, para que vivamos
nuestra fe como ella, «tanto en la actitud de escucha orante como en la
generosidad del compromiso en la misión y el anuncio» (Verbum Domini, 28).
Dado en Tegucigalpa, Honduras, el veintitrés de noviembre de dos mil
once.
Mons. Leopoldo José Brenes
Solórzano Mons.
Jorge Solórzano Pérez
Arzobispo de Managua, Nicaragua Obispo de
Granada, Nicaragua
Presidente
del SEDAC Secretario
General del SEDAC